El lunes el máster nos llevó de excursión. Y, aunque intentamos por activa y por pasiva pasar dos días fuera, no lo conseguimos y fuimos y volvimos en el mismo día. Nuestro lugar de destino: Barcelona. ¡Me encanta! Cada vez que voy me gusta más, tiene un encanto especial, cierta magia, que la hacen inigualable. Lo confieso: soy una enamorada de la ciudad, del Mediterráneo, de sus costas, de su gente... No tardaré en mucho en emigrar allí.
Nuestra primera visita fue a Catalunya Radio, un gran coloso comunicativo que me dejó impactada. Este año cumplen 25 añitos, y por lo que pudimos ver en su redacción poco o nada han renovado sus plantillas desde que arrancaron en los ochenta. Una gran instalación, sí; pero me sorprendió la rectitud y seriedad de sus empleados... Y como suele decir mi jefe: "lo importante para que el trabajo vaya bien es que haya buen ambiente". Así que nada, a pesar de mi amor incondicional a la radio, no me picó el gusanillo de trabajar allí.
Tras la comida, muy buena y en grandes cantidades, fuimos a Lavinia, una productora instalada en un gran almacén. Sin glamour y sin grandes ostentosidades, me encantó, me hubiese quedado allí a trabajar. Seguro.
De allí pasamos a Barçelona Televisió. Me impresionó la verdad. Yo sólo había visto los platós de Bilbovisión y me había hecho a la idea de que todas locales eran parecidas. Nada que ver. Supermoderno, grande, complejo, interesante, atractivo... en fin, nada que ver con la malograda bilbaína.
La vuelta se hizo eterna, pesaban las ganas de quedarse y pensar en el madrugón del día siguiente.
En conjunto, un buen día!
Nuestra primera visita fue a Catalunya Radio, un gran coloso comunicativo que me dejó impactada. Este año cumplen 25 añitos, y por lo que pudimos ver en su redacción poco o nada han renovado sus plantillas desde que arrancaron en los ochenta. Una gran instalación, sí; pero me sorprendió la rectitud y seriedad de sus empleados... Y como suele decir mi jefe: "lo importante para que el trabajo vaya bien es que haya buen ambiente". Así que nada, a pesar de mi amor incondicional a la radio, no me picó el gusanillo de trabajar allí.
Tras la comida, muy buena y en grandes cantidades, fuimos a Lavinia, una productora instalada en un gran almacén. Sin glamour y sin grandes ostentosidades, me encantó, me hubiese quedado allí a trabajar. Seguro.
De allí pasamos a Barçelona Televisió. Me impresionó la verdad. Yo sólo había visto los platós de Bilbovisión y me había hecho a la idea de que todas locales eran parecidas. Nada que ver. Supermoderno, grande, complejo, interesante, atractivo... en fin, nada que ver con la malograda bilbaína.
La vuelta se hizo eterna, pesaban las ganas de quedarse y pensar en el madrugón del día siguiente.
En conjunto, un buen día!
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